Poesía Indie





Aquí no hay poesía
Por Eduardo Valdivia Sanz

Y nos encontramos amigo en el mismo parque
después de treinta años,
y no es una canción de Patrick Bruel
donde los sueños saltan en añicos
porque el maldito río no corre
contra las capas de grasa de la barriga;
Como niños en día domingo
nos sentamos frente a las bancas
que dan al río;
Ya no se ve el río
solo una mole de cemento
que aspira a la bandera del progreso,
progreso sin árboles y con ruido infernal de motos-taxi,
cualquiera que no haya estado en las calles de Calcuta
no sabrá de lo que hablo;
Treinta años corren mejor sin tango de Gardel
y después de tanto trajín
estamos aquí, tu y yo hablando de heavy metal,
de las Waffen SS y de la corrupción enquistada
en los hombre de a pie,
el norte no es Helsinki;
Solo queda la misma rabia contra los uniformes militares,
contra el fanatismo,
los desfiles escolares
y todos esos chauvinismos
que importan poco cuando nace un niño prematuro
y se muere en el hospital donde trabajo;
A los niños en las escuelas
deberían enseñarles a que no sean corruptos:
No rías,
no hay de qué,
el amor al prójimo
no debe ser una abstracción de curas
y de predicadores que exigen diezmo;
Confieso ante la especie
que en una semana de infierno se murieron cinco;
y el único que estaba feliz era el loco formol,
el carroñero que trabaja en la morgue;
Y nadie dijo nada,
solo quedó el llanto de las madres,
y esos pequeños féretros blancos
que no eran abstractos,
No,
todo es real;
Real como el sol
y la rabia que sentí en el estómago
contra la gente de logística,
contra esos proveedores y sus
porcentajes para corromper;
Nada es abstracto,
es real
como tu incredulidad,
como las palabras frías de un político
que le importa poco el dolor ajeno
y no cae en una unidad de cuidados intensivos;
Sabes colega,
a los políticos les deseó que caigan en un hospital público
y se mueran ahogándose en sus flemas.

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