Johnny Ramone drifty away
Johnny Ramone drifty away
Por Eduardo Valdivia Sanz
No te llamabas Ramone, y difícil
de que te hubieran dicho Juanito en español. Tu apellido real, Cummings. Sonoro
como marca de rifle o de botella de bourbon.
Las razones por las que formaste parte de una banda Punk-Rock quién
sabe. Eras de derechas, facho, casi KKK, por ti los marines desembarcaban en
Venezuela y con sus M16 le borraban la sonrisa al caribeño bigotudo. Pero entre
un punto de las aceras del Bronx dejaste la venta de drogas, de aplastar rostros
con un bate de béisbol y compraste una Mosrite por 50 bucks. Ahí, surgió Tommy
Ramone, seguro te pareció una chorrada entrar en una banda: la calle es
dura, muy dura, más cuando no crees en ángeles. Luego el destino y una
tenacidad de desesperado te llevo a los clubes de aserrín y latas de cerveza en
el suelo. Eran los Ramones, pero era duro. Grababan álbumes uno tras otro,
recorrían USA de punta a punta en una camioneta estrecha, pero nada. La fama
era esquiva. Quedaba lo justo para tirar. El sistema, como siempre, el sistema
no los pasaba. The Ramones eran freaky, muy de avanzada. Y justo, Johnny, ahí está
la ironía, tú eras de derechas. Y tus
amigotes unos geeks, no eran lindos como los músicos de otras bandas. Pero tío,
qué importa. Llegaron a Londres y volaron las mentes de los Sex Pistols, de los
The Clash y de toda esa movida que cambió el curso de la música a nivel
mundial. Es una joda que hayas muerto joven, 55 años es poco tiempo, hay
dorks que pululan por las calles y tienen más años. En fin, te fuiste de esta
realidad. Al cielo, al infiero, a la nada, quién sabe; lo importante es que tu música sigue aquí con nosotros. La fecha que partió tu vuelo fue un
miércoles de setiembre del 2004.
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