Una reflexión de Charles Bukowsky
Por Eduardo Valdivia Sanz
Si cortáramos al hombre la
pornografía y la cerveza
de
los días domingos; qué quedaría:
una casa sucia, una mujer con ruleros
y un casero puñeta
que exige la renta;
Despierta el hombre del sueño dorado
y recién se entera de que tiene casa
y un hijo que está desnutrido;
No tomó leche de formula ni le
compraron todas
esas vitaminas que se despachan los
ricos;
Pobre crío tan jodido ya a los seis
años años de edad,
tan terriblemente jodido sin su capa
de mielina
y sin su omega tres;
Qué le espera:
un trabajo de mierda, un pasaje de
bus a ningún lugar;
Es tan pelotas ya, tan jodidamente
pelotas
que pelea con todo el mundo y
pierde todas las guerras
diarias;
Los años pasan y el crío odia a su
padre,
a su madre, a los ricos,
a su jefes y al estado;
Sueña con el che Guevara, con Fidel
Castro,
y con la idea recurrente
que despierta una mañana y vuela con
anfo y dinamita el congreso de su país;
Para ese entonces el mamón de su
padre, que tomaba cerveza,
será una carga del estado y los ricos
harán otra guerra sagrada,
solventaran sus tarjetas y a su tren
de vida de película;
Te arrancarán los ojos, se reirán de
tus granos y de tus zapatillas bamba,
Así como así,
tú, huevón y moderno, creerás que
tienes una vida de lujo,
pero no,
somos hamburguesas y agua carbonatada;
El gran gordo de las islas Caíman con
tu trabajo de obrero
se tirará a un súper modelo con tu
plata;
Y tú barbón y revolucionario harás
paradas
y gritarás en las calles;
Nadie te oirá,
Julio César dio pan y circo,
a ti te regalan seguridad social y
un hueso con el que calmes a las
cucarachas de la azotea,
no comiste bien, no te educaron bien
y, de hecho, la mayoría de los
mortales
no tenemos ni la más puta idea de
cómo llegamos a la luna.