Homenaje a Charles Bukowsky


A algunos poetas y escritores les resultó el negocio de emborracharse y drogarse para escribir, de allí sale la poesía salvaje de Bukowsky, poesía poco conocida quizá por estas tierras piuranas pero que hoy trataré de difundir desde este modesto rincón de la net. En el cole y en la universidad nos impusieron unos poemas que francamente no significaban nada para nosotros. Y no hablo de la poesía sosa de los pajaritos y de las flores en el campo, ni de la poesía chauvinista que canta a una batalla que se perdió, ni tampoco hablo de los poemas telúricos en la que todos los ricos son unos hombres perversos y los pobres son los buenos de la historia. No, hoy quiero hablar de esa poesía que sale del alma cuando todo lo demás falla. De esa poesía que nos muestra lo poco originales que somos los hombres infringiendo sufrimiento al resto de la especie para quizá de esa manera sentirnos un poco mejor. Hablo de esa poesía del hombre que toma combis por las mañanas y tiene un jefe psicópata al que complacer. Los tiempos han cambiado la visión del hombre ha cambiado pero la necesidad del hombre de escribir poesía está intacta en algunos de nosotros. Es verdad, cada vez se lee menos poesía, en gran medida porque no refleja el mundo que actualmente vivimos. Francamente, si bien la poesía de Quevedo es muy oportuna para algunas ocasiones, no es del deleite de una chica de veinte años que sin duda se siente más identificada con los acordes de Mi muñeca está triste del grupo Panda. Es preciso aceptar que la poesía no tiene que ser un asunto de nerds ni de tipos de cabello largo. Es cierto, estamos en un mundo material y el arte y sobre todo la poesía es vista como un asunto de perdedores o de tíos que no saben lo que quieren. Al contrario, la poesía es solamente para los valientes que saben lo que quieren. Sólo los que trascienden dejan su huella por este planeta. Todos saben quien es Vargas Llosa y sin duda lo recordaran por un buen tiempo después de muerto, pero como dos y dos son cuatro, muy pocos recordarán el nombre de la chica de moda de esta temporada invierno-primavera de la discoteca de moda. En el verano de 1989 en la playa Colán fue la Maga, hoy se preguntarán quién diablos fue la Maga. Pero de algo sí estoy seguro, cuando esté muerto más de uno seguirá recitando los versos malditos del viejo Bukowsky. Aquí unos cuantos poemas del viejo feúcho, disfrútenlos, y aclarando que es un homenaje y espero no tener líos por los derechos de autor.

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