Poesía Indie


El gendarme y la vendedora
Por Eduardo Valdivia Sanz

El tiempo de verano mata a los estanques
el valle llora en los cocoteros de la memoria
el gendarme se sienta junto al río
la muchacha lleva manguitos en su canasta
las voces de los burros duermen en el valle
el sol rojo descansa a lo lejos
tan lejos que parece una boca de muchacha,
el gendarme desaparece con la vendedora
ella baila en la hamaca con otro sueño
está deliciosa su grupa de conejo
los dedos se hunden en el manantial
los minutos respiran debajo del calor
mosquitos que son la llave
que abren la puerta de la realidad
jadeante mentira sin religión
su carrera de zorro se desliza en los pelitos
el gendarme bebe su copa de gotitas saladitas,
ricas como canchita con merito,
la chica se queda sin cielo
la pierna sin herida demanda más cariño,
más besitos
para su prima Jesusa para su mamá Teré,
todas las mujeres de su parentela quieren un poquito,
un pedacito para engañar a la pobreza,
un pedacito para ser feliz con los pies descalzos
hay que apurar el paso
estará pronto lejos del macanche
llegará el tiempo de las lluvias.

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