Poesía Indie



La diosa dragón en la tierra de los bárbaros
Por Eduardo Valdivia Sanz

La diosa dragón de las tierras de los bárbaros
despertó del sueño de las perlas,
en sus pechos de lava
mil bocas bebieron la dulce ambrosia
de los muertos,
de sus ojos de diamantes
mil rayos de truenos besan mi frente,
olas rojas golpean contra su carne
como manto púrpura que cubre sus sentidos,
diosa dragón abre tus piernas
llévame más allá de las montañas
muéstrame el lago de los deseos
para así romper el conjuro
y despertar del pesado sueño de la vida,
esta vez señora caminaremos debajo de las fauces del dios lagarto,
la tierra será una bruma sedosa en la costa de Bretaña,
diosa de cuerpo de mármol
recójeme en tu aliento,
cura mis heridas y adormece mi dolor de viajero.
2

Caminante cargado de trofeos de oro
deja tu espada en la tienda,
el viento del desierto esta noche vendrá con fuerza,
abre la ánfora que te dio el hechicero,
con el humo azul
alejarás a los demonios alados,
los cuernos de su espalda no rasgarán la frescura
de tus mejillas,
su aliento fétido tan lleno de pestilencia
será arrojado al vació del tiempo
como granos de arena que desaparecen en el océano del olvido,
sus risas y suspiros de trampas regresaran al pozo
del príncipe caído,
no temas caminante
las pruebas del laberinto las fuiste superando,
la última cadena se ha roto con el sonido de la trompeta,
detrás de tus pasos la tierra tiembla
es la hora de la balanza.
3

Humo blanco sale de la caverna,
un caldero hiede,
los cráneos de los hombres pájaro
yacen en el suelo,
la vieja greñuda aspira el hedor
le parece pan fresco, queso y olivos,
el conjuro que prepara es fuerte
tan fuerte que raja la roca y derrite las espadas,
el caminante caerá, ríe la vieja,
lo odia desde siempre,
le envidia su mortandad
su debilidad de caer y
levantarse,
la náusea convertida en carne bebe de la poción,
su cuerpo cae al lecho de piedra,
cada músculo de su repugnante piel se sacude,
la oscuridad se concreta en sus ojos,
cuando despierta
su piel es blanca,
sedosa y emana la fragancia de la pureza,
la mentira se ha encarnado en la bondad,
la bruja se mira en el espejo de agua,
examina su cabello y su grupa roja,
sus pechos son grandes,
duros como la roca,
el caminante caerá debajo de sus piernas,
afuera de la cueva los lobos parecen llorar
en un lastimero canto de olas.
4
Un caballo alado que antes fue dragón
recoge a la bruja traidora,
demoraste dragón, hace días espero por tu transporte,
mi padre el príncipe Omán
me requería para otros menesteres urgentes,
vuela dragón, vuela cual centella por los cielos negros,
la bruja convertida en dulce dama de cabellos rojos
esboza una sonrisa satisfecha,
su pecho se hincha con deseos venenosos,
todo su cuerpo suspira por el pulso del caminante,
sus ojos se tornan soñadores
como doncella que danza en las llanuras de las islas Orcadas,
el caballo alado bate sus alas en la niebla espesa,
abajo el azul del mar se dibuja como un cielo alterado,
la dama de cabello rojo ríe al acercarse a la costa,
los truenos y relámpagos anuncian su llegada,
una lluvia abundante baña los acantilados,
en la tierra de lechos de piedra y de ríos torrentosos,
los aldeanos invocan la protección del druida,
corren a guardar sus ganados,
se reúnen en torno al fuego de las cabañas,
los venerables ordenan a los muchachos que afilen las espadas,
a llegado el viento malo dice el druida,
pronto los ríos se tiñeran con la sangre de los hombres,
del cielo viene la hija del erebo,
no será fácil reconocerla esta vez,
llega con piel de fugaz estrella,
su piel blanca desprende perfume de rocío y fresco prado,
sus ojos se asemejan a tus primeros días de la infancia,
es tan dulce su gálbano que creerás estar junto a tu madre,
caerás rendido a sus pies como cervatillo inocente,
cuando la lleves a tu cabaña cual rey vencedor,
envenenará tu manantial y tus guisos serán de lodo,
el veneno de su boca minará tu razón,
la luz de tu alma se llenara de gibas
y en el suelo vomitarás sangre negra,
cuidado hijos de Lilith,
la araña negra
ya llegó a la tierra,
tranquen las puertas, cierren las ventanas,
la niebla roja está entre nosotros.

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