Poesía Indie

El dios del tercer mundo

Por Eduardo Valdivia Sanz

Mato a menudo la vida indefensa y no nacida

de las mujeres sin entrañas que pagan la cuenta

de mi conciencia laxa,

no creas que sufro o me desvelo

por un pedazo de carne que no respetan,

me río de sus escrúpulos hipócritas,

a mí con esos huesos de beatas.

Si revisaran los sumideros de sus casas

cuántos fetos hallaríamos,

no me conmueven tus piedras

ni me perturba la Biblia,

mi cuenta engrosa,

soborno a políticos.

Mi mesa está servida con mis mejores vinos

los poderosos de la ciudad me protegen,

me río de tu moral chapucera,

de tu tormento del pecado

y no me conmueve

si me dices falso profeta o anticristo,

cuentos de viejas de perdedores

de maricas y putas,

yo soy lo mejor y lo peor de ti,

tú no comes y yo me harto,

tú viajas en bus y yo en mi coche de lujo,

te veo en las esquinas,

en las colas del paro y me rió me río

de tu moral chapucera,

a mí con esos huesos no me hieres,

no soy psicópata ni un hombre sin corazón,

me conmueve el arte,

las mujeres que engañan a sus hombres por dinero

y tu falsa moral,

si supieras cómo te puedo doblar

por un poco de felicidad.

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