Poesía Indie

El túnel

Por Eduardo Valdivia Sanz

Cadenas caen del techo,

aguas enfangadas, chillido de ratas,

arriba la ciudad duerme,

abajo el barquero trabaja,

no es fácil ubicar al asesino,

él tiene la respuesta.

Bajas la escalera,

si hicieras caso al presagio

sabrías que eres libre, y que tienes el alma de un cuchillo;

avanzas,

el hedor de ti misma es intolerable,

rompes las barreras,

no te detendrás mujer, quieres la llave,

sabes que después del laberinto no hay sombras,

no tienes miedo;

por el camino encuentras puertas,

parecen de metal, atractivas, no entras,

no es la tuya,

lo sabes,

recuerdas tu infancia,

no tienes que arrepentirte,

sólo ver cada imagen con claridad,

una araña surge,

no le temes a los fantasmas,

si mueres con el veneno,

después serás libre;

el aliento del dios de petróleo capta tu fuerza,

tu rabia, lo matas con la vara de metal,

te alejas y hiede más,

sabes que el hedor es una muralla,

tú la cortas con tu voluntad,

al fondo hay una luz, es la puerta, entras,

es un jardín y hay una fuente,

al lado de la fuente hay un ángel con las alas rotas,

es de piel azul y de ojos rojos, está desnudo,

sus formas son de aire y de carne,

él habla,

dice que te dará la llave,

eres valiente,

y no importa el fuego de la nada;

advierte que cuando más avances más enemigos surgirán,

son las reglas;

no te apartes del sendero,

sólo sigue y usa la llave de la mándala que es tuya,

el signo se esfuma y sales del túnel,

has despertado, en tu mano derecha, hay un abalorio.

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