Poesía Indie

Recibiendo a la mañana

Por Eduardo Valdivia Sanz

Primero invadió su olor,

tanteando sus ondulaciones en la oscuridad,

entonces

llegaron los insectos a la piel,

ardía el aíre

y la colchoneta a duras penas

contenía a las dos formas de barro;

desde la ventana

la ciudad era el canto de un bute,

pero el negocio era otro,

terrenal, físico,

un fuerte estremecimiento

recorrió su interior,

parecía que el alma se le iba a escapar de pronto,

le dolía cada pulgada del mar pero quería seguir,

estaba más allá de su control

recorrer una y otra vez el camino,

las piernas pesaban toneladas,

todo su cuerpo traspiraba,

intentaba no hacer esos ruiditos extraños,

pero era imposible,

era un nudo que se ataba

y se desataba

cada vez con mayor rapidez,

las caderas parecían de goma,

se cogía el vientre para resistir los envistes,

de esas manos que sujetaban a sus hombros,

despacio, fuerte;

apretaba el músculo y lo volvía a soltar,

le quemaban las perlas del color de sus labios;

en cada marea

que le aplastaba el pecho,

imaginó el objeto,

la espuma y las olas,

allí fue consciente de que estaba atrapada,

que siempre había sido así,

la vida decide en cual abismo te vas a quedar.

Comentarios

Entradas populares