Poesía de la hora más triste de mi vida

La virgen pagó mi deuda
Por Eduardo Valdivia Sanz

La dama del manto vela tu persiana de listones de negro,
con ella te siento una aldaba de jazmín,
una higuera en donde edificar mi rescate;
sí, cometa de migajas de esperanza,
protege mi torre de fulgor de los leños,
besa sus pasos como ángel de fósforo,
dale fuerza señora de los signos del cielo,
enjuaga sus ojos de albahaca con agua de azahares,
dale un yelmo rosa del niño,
cuida sus pasos como aya sin reposo;
virgen de la hiedra,
mitiga su tristeza en las aguas del Estigio.

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