Poesía Independiente

Unos años después
Por Eduardo Valdivia Sanz


No tengo que ser amable,
estaba solo y admiré tu locura,
tu risa, tus manos,
no estabas a la altura ni de ti misma,
te estrellas en mil añicos,
no me importa verte sangrar,
pagué el precio de tu dolor,
fui tu cara oblicua,
tu ángel, tu mal;
vas quebrada y es de noche,
crees sacrificarte por algo, por alguien;
él está borracho y golpea tu rostro,
te dice puta y le repugna tu piel,
no eres joven
y María está silenciosa,
no hay epifanías, ni voces ni olores,
viste princesa,
es tarde, para este tiempo.

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