
La playa y su gente.

En la próxima vida le voy a pedir a Dios que yo sepa correr tabla, tocar la guitarra y cantar.

Gracias a Dios que existen los ocasos.

Más sol más playa.

Los infaltables chuchos de playa, por cierto el perro responde al nombre de mono, está misma tarde el can mordió a un turista israleita, éste le iba a dar de comer una empanada, siguieron jugando después del incidente, como detalle tonto, que raro que suenan los carajos en la lengua idish.

Yo, en un arrebato de rico y famoso, ja ja.

El rico mar del norte del Perú.

Por la veinteúnica calle de Máncora.
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