Poesía Independiente

Conocí a la mensajera
Por Eduardo Valdivia Sanz

Nos hemos condenado a odiarnos,
a buscarnos en las esquinas, y a oler el polvo del aire,
es inútil negar que muerdes mi piel,
todavía siento tu perfume impregnado en mis paredes,
aún encuentro vestigios tuyos en la puerta del tiempo,
nos hemos condenado al abismo,
a vernos en las fugas de la tarde de un río
y en las gárgolas de la intemperie,
nos hemos visto en la noche y en la madrugada,
en otros cuerpos y en otras voces,
te he visto en la sangre de la luna,
y en la puerta de un mercado,
así y todo,
te buscaré en las pesadillas de la mensajera,
en la autopista y en los ladridos de los perros,
ahora lo entiendo,
el tiempo es uno y tú una sombra.



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