Poesía Independiente


Fotografía
Por Eduardo Valdivia Sanz

No sé, si fue en verano o en primavera,
venían juntos, él de bigotitos, juez de pueblos fantasmas,
ella loca y delgada y de carácter irritable,
con todo se amaban,
ella lo vestía con camisas blancas de diseño indígena,
la mujer de sonrisa dura,
usaba un sombrero sarita y falda por las mañanas,
exhibían su amor por las calles,
eran felices, compraban vino barato y ella se encaprichaba con los chocolates,
yo ponía a Le Forestier en un pueblo bizarro,
el aire era mágico, caliente,
compartía la felicidad de la pareja,
aunque ella sin él era una bruja,
una loca de esas de las mil tormentas,
no me hubiese extrañado si hubiera sido una géminis;
recuerdo que en una mañana común y sin nada de particular,
él se fue a donde nunca lloran los ruiseñores;
la loca se quedó sola, lloró, y lloró quizá el gran amor de su vida;
no la vi más, después cerré mi comercio,
me fui a soñar a otros mundos.

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