Poesía Independiente
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Foto: Homenaje a los muchachos de Liverpool
Los chicos de cuero nunca son viejos
Por Eduardo Valdivia Sanz
El bar hiede a humo, el 1,2,3,4 de la guitarra golpea,
es una carrera rápida por la autopista,
como un kamikaze en llamas
o una navaja de frufrú y de Koca Kola,
ella espera fumando junto a la barra,
no por príncipes no por reyes,
sólo por pepas y por lluvia en el paraíso;
misterios de la noche entre el humo y la cerveza;
qué es lo que quiere, no lo sé,
con esos ojos de loca,
temo terminar en una cama, atado, o perder mi riñón;
cuándo las navidades empezaron a celebrarse en las discos;
no muy atrás tomaba tazas de chocolate, sin Mtv ni perreo.
Por Eduardo Valdivia Sanz
El bar hiede a humo, el 1,2,3,4 de la guitarra golpea,
es una carrera rápida por la autopista,
como un kamikaze en llamas
o una navaja de frufrú y de Koca Kola,
ella espera fumando junto a la barra,
no por príncipes no por reyes,
sólo por pepas y por lluvia en el paraíso;
misterios de la noche entre el humo y la cerveza;
qué es lo que quiere, no lo sé,
con esos ojos de loca,
temo terminar en una cama, atado, o perder mi riñón;
cuándo las navidades empezaron a celebrarse en las discos;
no muy atrás tomaba tazas de chocolate, sin Mtv ni perreo.
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