Poesía Independiente


En el momento en que todo empezó
Por Eduardo Valdivia Sanz


Que no la tengo comprada,
cambio de escenarios y engaño a mis vacíos,
alargo las horas, mintiendo a mis espejos,
no sé dónde dejé el hilo del laberinto
ni si la próxima vez el dolor será peor.
Todo va rápido y no encuentro una mentira tan grande,
tan grande que oculte a mis otras mentiras.
No hay suficientes espejismos para apagar la conciencia,
ensayo a liberarme con privaciones,
ensayo con los maravillosos mundos de las tetas,
con los besos de mermelada y con el aire.
Ella es de aire ahora, antes fue de agua, de tierra y de fuego,
es hermosa, pero no sé hallar su puerta.
El horror es un coturno de teatro,
una careta que se quiebra.
Soy un saltimbanqui, un payasito de cine francés,
un Pierrot monstruoso, ocultándose en las tardes de Barranco.
Las palabras después de un tiempo terminan siendo unas cuchillas,
como pinturas mal acabadas que no puedes trazar sin horror.

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