Poesía Independiente


La noche de las confesiones
Por Eduardo Valdivia sanz


El viejo levanta el cartón, recoge la cama,
afuera llueve, y los de negro esta noche lo han dejado en paz;
huele a letrina ,
me acerco y le doy un cigarro,
sonríe con unos dientes grandes, amarillos, cariados,
me invita de una mugrienta botella de rojo,
nos sentamos, dice que me ha visto por el metro,
pregunta por qué estoy aquí;
dibujo una mueca y bebo:
son los huecos del alma disparo cual metralleta,
el viejo me habla de los de negro, quieren limpiar la ciudad,
la locura es cíclica,
en estos lados no han aprendido que los campos de púas no sirven;
llueve y, Lima parece cantar, es triste su canto;
por qué estás aquí, si puedes pagar por restaurantes y por coches,
estoy cansado, cansado de dibujarme sonrisas;
en un tiempo creí que las palabras me salvarían,
le hablo de Barajas, de Barcelona, y de una disco en Brujas,
he dado vueltas y no he avanzado,
creí ser libre con los besos de Inés,
los perfumes de la primavera engañan,
en esa ruptura de espacios
creía amar una mujer,
la amé tanto que la dejé partir al infierno de los espejos,
bebí veneno,
hice vudú con sus fotos, le clavé alfileres en los ojos,
compré corazones de vaca, los amarré con hilos verdes,
tocó mi alma,
me mostró que yo era un demente,
me fui le digo,
la olvidé en otras bocas y en otras camas,
si bien al final de las noches sentía túneles,
vacíos en el suelo, era ella,
su fantasma me seguía por hoteles y por continentes,
en ciudades de cemento creí encontrarla,
en Hamburgo pagué por putas exóticas y
bebí alcohol,
mares de alcohol,
no se fue,
hace tres semanas regresé al pueblo en que nací,
pregunté por ella, la busqué y no la encontré,
casi cuando creía que se había ido,
me dieron un número,
vivía en la mitad del continente,
me reconoció y aceptó verme en el café de un hotel,
llegó, y estaba delgada, sus manos parecían navajas,
hablamos de libros, me dijo que había seguido mi trabajo,
estaba casada, enseñó fotos,
se le veía feliz,
pedí tocarla;
soy el hombre, bebo rojo,
ciertas noches creo que soy otro,
creo que viajo, sueño que vivo,
el del cigarro es uno de los de negro, son los de la secreta,
me han encontrado,
sólo caigo y caigo,
los golpes del metal son reales, vivir duele, soy feliz...




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